El Eclipse de lo Sagrado
En diálogo con Thomas Molnar, el filósofo francés Alain de Benoist sostuvo que el monoteísmo bíblico puso en marcha el alejamiento gradual de la experiencia auténtica de lo sagrado en Occidente
El libro, L'Eclipse du sacré (“El eclipse de lo sagrado”), es un diálogo entre Thomas Molnar y Alain de Benoist sobre la naturaleza de lo sagrado y su declive en el mundo occidental moderno. Molnar defiende el cristianismo y sostiene que enriqueció lo sagrado en lugar de disminuirlo. De Benoist sostiene que el monoteísmo bíblico inició un proceso de desacralización que condujo al secularismo moderno y a la "muerte de Dios". Para comprender mejor el “paganismo” de la Nueva Derecha europea, he resumido los argumentos que Alain de Benoist esgrimió en este diálogo con Thomas Molnar.
De Benoist sostiene que la desacralización del mundo moderno se puede rastrear directamente hasta el advenimiento del monoteísmo bíblico y su concepción específica de la relación entre Dios, la humanidad y el mundo. Su análisis se centra en cómo el pensamiento judeocristiano dio inicio a una serie de rupturas fundamentales que acabaron llevando a nuestra era secular actual.
La primera y más crucial ruptura fue la separación radical entre Dios y el mundo. A diferencia de las tradiciones paganas, donde las fuerzas divinas se consideraban inmanentes a la naturaleza y al cosmos, el Dios bíblico se encuentra completamente fuera de su creación. Este monoteísmo trascendente vació al mundo natural de su carácter sagrado: la naturaleza se convirtió en mera materia creada, un objeto a ser dominado por los humanos a quienes Dios les ordenó “someter la tierra”. Esta disociación inicial generó toda una serie de disociaciones posteriores: entre espíritu y materia, entre alma y cuerpo, y entre fe y razón.
Para De Benoist, la sacralidad pagana era fundamentalmente diferente. En las tradiciones indoeuropeas, sagrado (sacer) era aquello que manifestaba la presencia de fuerzas divinas dentro del mundo mismo. Funcionaba como mediación entre los reinos visible e invisible, entre humanos y dioses, entre tierra y cielo. Lo sagrado no se identificaba con lo divino, sino que surgía en el punto de intersección donde estos reinos se encontraban. Es importante destacar que no había una brecha ontológica insalvable entre humanos y dioses: pertenecían al mismo ser, aunque en diferentes niveles.
Esta concepción pagana permitía una experiencia genuina de lo sagrado a través del ritual y el sacrificio, que recreaba periódicamente el orden cósmico al poner en comunión lo humano y lo divino. Lo sagrado estaba, por lo tanto, profundamente ligado a lugares, tiempos y comunidades particulares. Era a la vez trascendente e inmanente, universal en principio pero siempre manifiesto en formas específicas.
El cristianismo, por el contrario, redujo toda mediación sagrada al evento único de la Encarnación. Aunque esto no eliminó de inmediato las prácticas sagradas tradicionales (a las que la Iglesia tuvo que adaptarse), sentó las bases para su disolución final. Si Dios es radicalmente distinto del mundo y Cristo es el único mediador entre Dios y el hombre, entonces todas las demás formas de mediación sagrada se vuelven, en última instancia, prescindibles.



El libro fue editado hace unos años por el Grupo Minerva en Argentina y por Ediciones Fides en España. Dejamos también enlace al original francés.
De Benoist sostiene que el racionalismo cristiano surgió de esta misma fuente. Al identificar a Dios con el ser mismo y convertirlo en la causa última de todo lo que existe, el cristianismo sometió todo al principio de razón [NdT: el autor se refiere al principio de razón suficiente, según el cual "nada es sin una razón"]. El mundo se convirtió en un objeto de la investigación racional antes que en uno para la contemplación sagrada. Si bien la Iglesia a menudo se opuso a la investigación científica, sus propias premisas teológicas ―en particular después de su sistematización por parte de la Escolástica― ayudaron a crear las condiciones intelectuales para el racionalismo y la ciencia moderna.
De manera similar, el individualismo cristiano, con su énfasis en la salvación personal y el valor único de cada alma ante Dios, ayudó a dar origen al individualismo liberal moderno. La igualdad universal de las almas ante Dios se convirtió, en su forma secularizada, en la igualdad universal de unos individuos "portadores de derechos". El monoteísmo ético del cristianismo, que da una importancia suprema a la relación con el otro antes que a la relación con el mundo, evolucionó hasta tomar la forma del discurso secular de los derechos humanos.
Por lo tanto, para De Benoist, la secularización no representa tanto una ruptura con el cristianismo como su culminación lógica. El ateísmo moderno surgió del monoteísmo cristiano como un niño que finalmente se rebela contra sus padres. La "muerte de Dios" proclamada por Nietzsche fue preparada por siglos de teología cristiana. El Occidente secular de hoy sigue siendo profundamente cristiano en sus estructuras básicas de pensamiento, incluso cuando la creencia explícitamente cristiana esté en declive.
De Benoist considera este proceso como uno fundamentalmente trágico. La desaparición de la experiencia auténtica de lo sagrado ha dejado al hombre moderno espiritualmente empobrecido, separado tanto de la naturaleza como de una comunidad genuina. Los variados intentos de "reencantamiento" ―ya sea a través de la espiritualidad new age o de las así llamadas "religiones políticas"― no pueden llenar este vacío porque permanecen dentro del marco individualista y racionalista heredado del cristianismo.
Sin embargo, De Benoist no aboga simplemente por un retorno al paganismo. En lugar de ello, sugiere que necesitamos una nueva comprensión de lo sagrado apropiada a nuestro tiempo, una que restaure la conexión de la humanidad con la naturaleza y lo divino sin caer ni en la superstición primitiva ni en el monoteísmo abstracto. Encuentra recursos para esto en ciertas tradiciones filosóficas (particularmente en el pensamiento de Heidegger) y en nuevos paradigmas científicos que desafían al materialismo mecanicista.
Lo sagrado, para De Benoist, siempre sigue siendo posible porque está arraigado en la estructura misma de la experiencia humana del mundo. Lo que se necesita no es tanto un "retorno" a sus formas antiguas como un despertar de esta potencia humana fundamental para la experiencia de lo sagrado. Esto implicaría recuperar lo que Heidegger llamó "habitar poéticamente": una forma de estar en el mundo que permanece abierta al misterio y a la trascendencia mientras permanece, al mismo tiempo, arraigada en la realidad concreta del propio lugar y de la propia comunidad.
De Benoist presenta así una profunda crítica tanto de la teología cristiana como del secularismo moderno, argumentando que representan dos fases del mismo movimiento histórico que se alejan de la auténtica experiencia de lo sagrado. Su análisis sugiere que abordar nuestra actual crisis espiritual requiere ir más allá del monoteísmo tradicional y del racionalismo secular para redescubrir una relación más primordial con lo sagrado.
Traducción del Instituto Trasímaco (institutotrasimaco.substack.com). Se alienta su difusión citando la fuente. Artículo en idioma original:
Gracias por la traducción.
Desconozco si Benoist alguna vez corrigió la visión caricaturesca del monoteísmo que expone en su libro sobre el paganismo, donde parece desconocer o ignorar por completo la tradición más «esoterica» del cristianismo, que se remonta a los santos padres y que se opone por completo al catolicismo decimonónico y legalista tan criticado por algunos autores de la Nouvelle Theologie o incluso por un Castellani.
¿Hay separación radical entre Dios y el hombre en Meister Eckhart o San Máximo el Confesor? ¿La teología apofática de Dionisio Areopagita es "racionalista"? ¿La restauración cosmica de la que hablaban los santos padres, defendida en los últimos años por Hans Urs Von Balthasar, es un "individualismo de la salvación"? ¿No hay experiencia auténtica de lo sagrado en los padres capadocios o en los padres del desierto? ¿No es acaso la encarnación la mayor expresión de la deificacion defendida por las tradiciones arias?
En fin, nunca se le puede exigir a un autor que sea inteligente en todos los campos.